Rentar un inmueble en Colombia generalmente se hace a través de contratos de arrendamiento de larga duración (por lo general de doce meses en adelante) sin embargo, las necesidades van cambiando y ahora vemos como también existen contratos de corta duración orientados principalmente para turismo.

Si bien es cierto que son contratos que puedan llegar a confundirse, en Central de Arrendamientos identificamos las principales diferencias para que las tengas en cuenta a la hora de tomar decisiones de inversión inmobiliaria.

Contratos de larga duración

Se configuran en contratos de arrendamiento por lo general de seis meses en adelante, están reglados en leyes de obligatorio cumplimiento (ley 820 de 2003). La administración del inmueble, por su duración, es menos compleja en comparación con las rentas cortas.

Contratos de corta duración

Se configuran en contratos de hospedaje y deben ser menores a 30 días, están reglados principalmente por la ley 2068 de 2020. Esta ley indica que el operador turístico debe contar con un registro nacional de turismo y cumplir con obligaciones de reporte de huéspedes nacionales y extranjeros, entre otros. La administración por su rotación de huéspedes es más compleja, pero en determinados casos puede ser más rentable.

En las ofertas que se ven a diario por desarrolladores inmobiliarios se comparan las rentas tradicionales de las cortas y concluyen sin mucho análisis (pitch de venta) que las rentas cortas son más rentables. Sin embargo, desde Central de Arrendamientos te invitamos a que hagas bien los números por cuanto, si bien es cierto que un inmueble destinado a rentas cortas puede generar más renta, estos casi siempre, son los activos que están ubicados en lugares de alta demanda turística y actualmente esas zonas tienen una sobreoferta de esta modalidad de alojamiento.